El pasado 20 de mayo acompañamos a varios de nuestros socios a visitar la fábrica Rieju. La experiencia permitió conocer a fondo no solo el proceso de producción actual de sus motocicletas, sino también la rica historia de la empresa y su evolución a lo largo de más de ocho décadas.
Su historia se remonta al 1934, antes de la guerra civil, cuando Don Luís Riera Carré y Don Jaime Juanola Farrés, dos jóvenes emprendedores, inician su aventura empresarial con la fabricación de accesorios para bicicletas. De la fusión de los dos apellidos, nació la marca RIEJU (RIEra+JUanola).
Descubriendo el proceso de fabricación de motos en Rieju
Durante el recorrido por la fábrica de Rieju, guiado por Joaquim Parnau,pudimos conocer de cerca cada etapa del proceso de producción de lasmotocicletas.
Desde el inicio, el recorrido ofreció una visión clara del nivel de detalley calidad en cada fase de la fabricación. En la zona de granallado, los visitantes aprendimos cómo se utiliza la granalla, un material en partículas quelimpia y prepara las superficies metálicas antes del pintado. “Cuando quisimos cambiar la válvula general deaire, nos dijeron: ‘No encontraréis nada como lo que tenéis’”, comentóParnau, resaltando la especificidad del sistema.
La visita continuó con la demostración de la técnica de pintura en polvo, una alternativaeficiente y ecológica que evita desperdicios. Finalmente, Parnau explicó que,tras este paso, las piezas se introducen en un horno durante unos 90 minutos para fijar la pintura, aunquela duración exacta depende de las características de cada componente.
Historia viva y diseño clásico: la visita a Rieju revela sus orígenes y evolución
Durante la visita a la fábrica de Rieju, Parnau compartió valiosas anécdotashistóricas que nos permitió a los asistentes viajar en el tiempo hasta losorígenes de la marca. Uno de los momentos más destacados fue la explicaciónsobre las antiguas “chimeneas de soldadura”,utilizadas en los años 40 principalmente en talleres de herrería y fábricaspara calentar metales antes de ser moldeados. En ellas se calentaba el hierro,por ejemplo, para dar forma a las horquillasde las primeras bicicletas que Rieju fabricó bajo la marca Emporium.
En aquella época, la fábrica producía una mediade 125 bicicletas a la semana, conuna plantilla de tan solo 35 empleados.“Fue un auténtico placer poder contemplar el horno original, una piezahistórica que sigue transmitiendo la esencia del trabajo artesanal de aquellosaños”, comentaron algunos visitantes.
Otro momento memorable fue la observación dela Rieju 125 Sport, un modelocon un diseño art déco que, pese a suoriginalidad, no tuvo el éxito esperado en su lanzamiento. La apuesta estéticarompía con las tendencias del momento, lo que obligó a la marca a dar marchaatrás y optar por líneas más tradicionales y comercialmente viables. Sinembargo, el tiempo ha dado valor a aquella rareza: hoy en día, la Rieju 125Sport es una pieza muy cotizada entre coleccionistas y amantes de lasmotocicletas clásicas, debido a su diseño singular y la escasez de unidadesconservadas.
También pudimos visitar el departamento de carreras, un pequeño tallercargado de historia donde se conservan camisetas de pilotos que han ganadocompeticiones y donde, además, se dio forma al primer modelo de GasGas.
Calidad, precisión y trabajo por encargo: así se fabrica una Rieju
Uno de los momentos más ilustrativos de la visita fue la parada en la zona de marcado de chasis, donde Parnau explicó el rigor que se sigue durante el control de calidad: “Si le ven cualquier defecto, se les devuelve. El material tiene que venir en perfectas condiciones”, afirmó. Cada chasis llega acompañado de una tarjeta de identificación, lo que garantiza la trazabilidad de cada unidad desde su llegada hasta su ensamblaje final.
A continuación, los visitantes pudieron observar el proceso de pre-montaje de las ruedas y posteriormente el del motor, el corazón de cada motocicleta. En este punto, Parnau destacó el modelo de producción flexible de Rieju: “Nunca fabricamos el mismo modelo durante todo el día. Trabajamos bajo pedido, y así podemos abarcar toda la producción”. Esto implica que cada vez que se cambia de modelo, se introduce una nueva cartulina y un código de barras con su descripción, adaptando todo el proceso al nuevo pedido.
Cada operario trabaja con su hoja de trabajo individual, que especifica exactamente qué debe hacer y cómo, lo que permite mantener una producción eficiente, personalizada y de alta calidad.
El recorrido concluyó con una mirada a la producción personalizada, una de las grandes apuestas actuales de la marca. Parnau explicó que fabricar una moto a medida dentro de la gama de colores y modelos disponibles lleva alrededor de 15 días. Y lo resumió con una reflexión que define el enfoque de Rieju: “Tenemos que ir a la carta. Somos como un restaurante en el que el cliente pide lo que quiere de toda la variedad disponible. Nosotros ofrecemos una gran variedad de modelos y colores, y el cliente escoge su combinación ideal”.
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